domingo, 20 de marzo de 2011

PADRES LIBERADOS, HIJOS LIBERADOS

Como muchos ya sabeis, me gusta alternar la lectura de novelas con libros sobre crianza y psicología infantil. Tengo un niño de 3 añitos y medio y me gusta estar informada sobre todo lo que tenga que ver con sus cosas, leer otras experiencias, entender lo que le pasa, física y psicológicamente, aunar en una palabra la experiencia propia y la orientación de profesionales del tema para tratar de hacer lo mejor posible la dificilísima tarea de ser madre.
Uno de los muchos libros que he leído es "Padres Liberados, Hijos Liberados", y me gustaría hablaros de él porque la verdad es que, si bien no estoy de acuerdo al 100% con sus contenidos, sí me ha dado ciertas claves y puntos de vista que me han parecido enriquecedores.


PADRES LIBERADOS, HIJOS LIBERADOS


Este libro fue publicado por primera vez en el año 1Su974, ya llovió desde entonces, y si bien ha sido actualizado en los años 90, se nota que han pasado años en muchos detalles, como la presencia de pocas madres trabajadoras, el papel paterno... pero en esencia, la filosofía del libro es perfectamente aplicable a los tiempos actuales.
Sus autoras son Adele Faber y Elaine Mazlish, dos madres con tres hijos cada una que a través de este libro nos cuentan su experiencia en el taller para madres del doctor Haim Ginott, psicólogo infantil que durante cinco años guió a un grupo de madres en la educación cotidiana de sus hijos.

El libro tiene dos partes fundamentales:

LOS NIÑOS SON PERSONAS

Resulta una obviedad ¿a que sí? Sin embargo esta frase encierra una gran verdad, y es que hemos de ser conscientes de que nuestros hijos, como cualquier otra persona que nos rodea, tiene sentimientos que han de ser escuchados y comprendidos, no por ser pequeño su problema es pequeño, que necesita nuestra ayuda y apoyo, respeto, diálogo y comprensión.
Las autoras inciden especialmente en que los niños han de reconocer sus propios sentimientos ante lo que les rodea y les ocurre para poder gestionarlos correctamente: todos los sentimientos han de ser aceptados, los buenos y los malos, hasta que los sentimientos de enfado de un niño no salen a la luz (...) el niño no es libre para cambiar.
Los padres hemos de comprender también que el sufrimiento y los fracasos y decepciones forman parte de la vida, que harán que nuestro hijo crezca y se forme y aunque nos duela, no podemos aislarlos de estas cosas, ayudarles, acompañarles, hacerles ver que estamos ahí, pero no meterlos en una burbuja o un mundo color de rosa que no es real. Tampoco negar nuestro dolor ante algo que realmente nos hace daño, como una pérdida de un ser querido, no hemos de fingir ante ellos, aunque sí transmitirles algo importante, y es que las cosas se superan.
A través de múltiples ejemplos se nos explica que la empatía con el niño es una parte fundamental en nuestra relación cotidiana, gran ayuda para momentos de rabieta y enfado de los pequeños: explicarles que comprendemos cómo pueden sentirse y tratar de darles opciones.
Os pongo un ejemplo que me ocurrió a mí misma. Una noche mi niño se cogió un berrinche tremendo cuando su padre se fue a trabajar (hace turnos de 24 horas y entra de noche), se tiró en el pasillo con una foto de su papá llorando. Pensé en los consejos del libro, que en ese momento estaba leyendo y le dije: "Entiendo que estés disgustado, te apetecía que papá estuviese aquí y tiene que irse a trabajar. A papá quizá le gustaría quedarse también pero no puede ser, sabes que papá y mamá tienen que trabajar. Puedes quedarte en el pasillo llorando o venir conmigo y leemos un cuento juntos". El resultado: colocó la foto de papá en el mueble del vestíbulo y se vino a mi cama a leer un libro. Me quedé encantada, porque yo nunca había actuado así, normalmente me quedaba consolándolo un montón de tiempo.

LOS PADRES SON PERSONAS

En esta segunda parte del libro, las autoras insisten en que, además de padres y madres, somos personas y no debemos auto anularnos por el hecho de tener un hijo: su bienestar es lo más importante, pero nosotros también estamos ahí.
Este capítulo me hizo pensar mucho, caí en la cuenta de que yo había hecho exactamente esto, ser madre y olvidarme de mí misma y de mis cosas.
Al igual que nosotros hemos de comprender a nuestros hijos, también ellos tienen que entender que un día estemos cansados, o que no nos apetezca jugar a tal o cual cosa... Os pongo otro ejemplo. Yo soy de las que jamás le digo que no a mi niño a la hora de leer, jugar o cualquier actividad que él quiera hacer, pero la verdad es que en ocasiones sí que hubiera preferido descansar porque había dormido mal o porque llegaba del trabajo agotada. Me sentía fatal si no le decía siempre sí, pero entendí que él también tiene que aceptar un "no".
Un día que estaba cansadísima mi niño quería jugar con los coches en su habitación. Le contesté que estaba muy cansada, que por favor jugase un ratito él solo para que yo descansara un rato y después poder hacer algo juntos con mamá más descansada. Para mi sorpresa el niño lo comprendió perfectamente, se fue a su habitación, jugó solito media hora que me supo a gloria y después estuvimos toda la tarde juntos jugando, en el parque, paseando al perro... Logré no sentirme mal por decirle "ahora no".
Realmente me ha valido mucho este libro y os aconsejo a todos los que teneis hijos que lo leais y seguro que conseguís sacar algo en limpio para vuestros hijos, siempre es bueno conocer otros puntos de vista y experiencias, resulta de lo más enriquecedor, al menos esto es lo que opino yo personalmente.


Padres liberados, hijos liberados
Adele Faber y Elaine Mazlish
Edit. Medici
Tapa blanda. 261 páginas

1 comentario:

  1. Bueno, no está del todo mal que no coincidas al 100 por cien con lo que cuentan en el libro. Está claro que tienes tu propio criterio aunque aprendas cosas con lecturas como esta. ;-)

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