En el parque de bomberos compostelano la noche anterior había sido de intenso trabajo, un incendio declarado en un pajar de la zona rural había tenido a los bomberos casi seis horas trabajando y reinaba la tranquilidad hasta que una llamada hace que la sirena retumbe fuertemente y todos los trabajadores salgan de inmediato a la centralita: "Ha descarrilado un tren, puede ser grave, salimos todos, sabemos que hay al menos un vagón incendiado y atrapados". Mientras se preparan los equipos se va distribuyendo el trabajo para intervenir con la mayor rapidez y eficacia al llegar. Jaime me cuenta que no se siente nervioso, que se concentra bien en su cometido, que está en tensión porque al salir con el camión las caras en la centralita reflejan que puede ser algo realmente importante.
En cinco minutos llegan al lugar del accidente, los primeros en llegar, solamente los vecinos se han adelantado, y se concentran en extinguir el fuego de uno de los vagones antes de nada.
Me sorprende que al llegar no le embargue la impresión, lo que sus ojos ven y sé que no olvidarán, lo que escucha y nunca querría haber oído, pero me dice "hay que concentrarse en el trabajo, abstraerse de todo lo demás, tratar de hacerlo lo mejor posible". No quedan llamas, así que el siguiente paso es tratar de liberar a los heridos que, atrapados, no pueden salir de los vagones por sus propios medios: En ese momento entras en un vagón y ves las vidas de los que hace media hora estaban tan tranquilos con sus libros, su música, esa maleta esperando impaciente a llegar al hotel... Son personas, todos y cada uno de ellos tiene una historia, unos seres queridos, y "lo más importante es empatizar, hacerles sentirse más tranquilos, acompañados, y eso es lo más difícil y en lo que tengo más dudas, el lado humano es vital en esos momentos, y uno no está seguro de haberlo hecho bien", le digo que está hecho de otra pasta, yo lloraría desconsolada y no podría ayudar en absoluto, Jaime me dice, "sólo hago mi trabajo, los que sí hacen algo importante son ellos, los que están en una situación límite y esperando a que los liberen, los que no saben dónde están los que viajaban con ellos... los que aguantan el dolor, la desorientación del momento, los que han vivido algo tremendo".
Desde fuera las cosas sin duda se ven de otra manera, los meros espectadores como yo, estamos profundamente impactados por las historias que vamos conociendo, por la cifra de víctimas que crece y crece, por una ciudad que se ha quedado muda, bloqueada, noqueada... y aunque ellos sientan que lo único que han hecho es su trabajo, estoy segura de que muchos se han sentido confortados por las palabras de un policía, la manta que le lleva el guardia civil, por ese bombero que le dice que ya ha llegado la ayuda y saldrán pronto, por esos sanitarios que esperan a la puerta de los hospitales para atenderles con la mayor premura y entrega, los ciudadanos anónimos que desbordaron los centros de donación de sangre... todos ellos han hecho que el drama haya sido más llevadero, que nos sintamos muy orgullosos de ellos, tremendamente agradecidos, y aunque Jaime me diga que sólo ha hecho su trabajo, a él , a todos los demás bomberos, vecinos de Angrois, Protección Civil, Guardia Civil, Policía Nacional y Municipal, Personal sanitario, un inmenso GRACIAS.
Con el corazón encogido, con el alma muy triste, mi más sincero abrazo a todos los familiares de las víctimas, a los heridos que jamás olvidarán lo que ocurrió el 24 de julio de 2013 a las 20,42
Concentración esta tarde en la estación de Santiago |
Aquellos bomberos que ese día estuvieron allí en primera instancia, los que realizaban su turno de guardia, hoy día 29 no han podido asistir al homenaje a las víctimas porque también tenían que trabajar, pero con las víctimas en sus corazones, un gran deseo de mostrar su apoyo a las familias y el corazón encogido hicieron su pequeño homenaje: una bandera de Galicia con un crespón negro, unas flores, un minuto de silencio y las sirenas de los camiones sonando al unísono.
Las flores están ahora en Angrois, unidas a las que vecinos y ciudadanos anónimos han ido dejando en la Zona 0