viernes, 29 de abril de 2016

MALDITA VERDAD

Este es el primer libro que leo de Empar Fernández, a la que confieso que no conocía hasta que su novela cayó en mis manos. Esta profesora y columnnista nos presenta a Olga Bernabé, una madre separada que trabaja largas jornadas y tiene que ocuparse de su hijo adolescente, Daniel, al que nota cada vez más distante y arisco. 
Olga no le da importancia, aunque sufre, piensa que son cosas de la edad que ya se le pasarán. Hasta que una mañana, al ir a despertar a Daniel se encuentra con que ya no vive, su hijo se ha suicidado.
Olga, desesperada y con poco dinero, quiere buscar los motivos que han llevado a Daniel a terminar con su vida, así que contrata a Raúl Forcano, un estudiante del último año de carrera como investigador. Necesita que le diga la verdad, que llegue hasta el fina, pero ¿realmente es la verdad lo que dará consuelo a esta madre? ¿Será peor quizá saber los motivos de Daniel para no querer vivir?
El lector conocerá la desesperación de una madre que se siente culpable, que necesita aferrarse a un motivo con desesperación y a un investigador novato, inseguro pero con olfato que descubre lo que es realmente ese oficio que solamente conocía en un plano teórico y que resulta mucho más duro de lo que pensaba. En ocasiones tiene que decidir entre dar o no información a Olga, entre hacer o no según qué averiguaciones. La autora nos muestra con acierto a dos personajes bien trazados, con los que podremos empatizar perfectamente, la comprensible desesperación de una madre que pierde a un hijo de esta manera, la inseguridad de un estudiante que da sus primeros pasos profesionales, y ambos se nos presentan con sus fortalezas y debilidades, como personas perfectamente creíbles, personajes veraces.
Empar Fernández
El investigador Raúl Forcano realmente podría ser el protagonista de una saga, se me antoja un personaje muy interesante y con continuidad más allá de esta novela.
Resulta una lectura entretenida y que invita a la reflexión sobre las relaciones entre adultos y adolescentes y sobre esa necesidad que sentimos de querer saber la verdad de las cosas, sin pararnos a pensar que tal vez nos hará mucho más daño conocerla que ignorarla.
Empar Fernández termina con Maldita Verdad su trilogía sobre la culpa. Los otros títulos son  La mujer que no bajó del avión y La última llamada. Aunque los tres libros giran en torno al tema de la culpa, son autoconclusivas, por lo que pueden leerse sin orden, o como he hecho yo, simplemente una de las novelas. 
Otras obras de esta misma autora son Para que nunca amanezca, Hijos de la derrota, Mentiras capitales y Sin causa aparente. Con El loco de las muñecas fue galardonada con el Premio de Novela Fernando Quiñones y con La cicatriz recibió el Premio de Novela Corta Rejadorada.

domingo, 24 de abril de 2016

IRÈNE

"El comandante Camille Verhoeven vive la vida perfecta: está casado con la maravillosa Irène, con la que espera su primer hijo. Pero su felicidad se resquebraja tras un asesinato inusualmente salvaje. Desde que la noticia se hace pública, la prensa lo acecha y cada uno de sus movimientos se convierte en noticia de portada.
Verhoeven descubre que el asesino ha matado antes. Cada uno de sus crímenes parece rendir homenaje a una novela negra clásica, por lo que los periodistas se apresuran a darle un sobrenombre: «El Novelista». Quienes pueden ayudar a encontrarlo se suman a la lista de sospechosos: un librero y un profesor universitario expertos en novela negra. La investigación se convierte así en un duelo intelectual, y en una aterradora carrera contra el reloj".
La sinopsis de la novela que podemos leer en la contraportada ya nos adelanta una lectura diferente, interesante, y página tras página descubriremos a un escritor que es gran conocedor de la novela negra y que a través de su historia nos lleva a conocer a un comandante que con menos de un metro cincuenta es todo un carácter en el trabajo, que le hace estar mucho menos de lo que quisiera con su mujer, Irène. Ausencias que en ocasiones le harán sentir mal, pero sabe que el trabajo requiere de todo su esfuerzo.
Camille Verhoeven es, en palabras del autor en una entrevista para El País: "Una mezcla entre mi padre y yo. Mi padre era una persona muy pequeña. Cuando creé mi primer personaje de novela negra pensé en mi padre, que por aquel entonces ya había muerto.  Y luego mi parte es que tengo una visión muy dolorosa de la existencia y por eso el dolor. Pero no son novelas autobiográficas. Lo único que está algo cerca de mí es Camille"
Pierre Lemaitre. Foto: Wikipedia
Un asesino despiadado comete crímenes espantosos que son descritos con todo lujo de detalles. Reconozco que he saltado algún párrafo, porque tengo tal capacidad de imaginar lo que el escritor describe, que realmente no podía seguir... No penséis que por la descripción de estas durísimas escenas voy a dejar de recomendaros su lectura, ni muchísimo menos. Irène es de lo mejor que he leído del género, Pierre Lemaitre realmente borda la trama, con giros inesperados y un final que me ha dejado sin respiración, y borda a su personaje principal, a ese pequeño comandante que siente que precisamente por su tamaño tiene que demostrar más que los demás, que en ocasiones se deja llevar por la furia, la ira, inteligente, con un gran olfato para la investigación y tremendamente tenaz.
El propio autor reconoce que su novela es un homenaje a la literatura, a un género que le gusta y del que ha leído mucho. Las referencias literarias no entorpecen en absoluto la lectura, es más, cada historia de cada novela es una pista para saber encontrar a los asesinados y explicar por qué aparecen en el estado en que lo hacen.
Recomendadísima novela del ganador del Goncourt con Nos vemos allá arriba, que también os recomiendo. Lemaitre es un autor al que hay que seguir de cerca. Ha comenzado tarde su carrera literaria, publicando su primer libro, Irène, con 57 años, pero sin duda muestra una enorme madurez como narrador. No se diría que esta es una primera novela, en absoluto.
La saga del comandante Verhoeven, que consta de 4 libros, continúa en español con Alex, la segunda entrega. Las demás todavía no han sido traducidas al español. Confío en que lo hagan, porque seguro que vale la pena leerlas.

lunes, 18 de abril de 2016

UN PERRO

Tras publicar Una madre y Un hijo, Alejandro Palomas cierra la trilogía con Un perro:
«R estaba sentado en la alfombra, junto a la cama, exactamente como le había visto la noche de la tormenta que un año antes nos había cambiado la vida a los dos. Me miraba fijamente y jadeaba, inmóvil, como cuando en verano se tumba al sol en la terraza, envuelto en calor.»
Sentados en una cafetería una tarde de principios de verano, Fer y su madre, Amalia, esperan una llamada que no llega. Durante las horas siguientes, Fer hará lo imposible por ocultar lo que se esconde tras esa temida llamada que puede hacer añicos la calma que se ha instalado en la familia desde que, siendo apenas un cachorro, R llegó a su vida. Pero quizá esa calma sea más precaria de lo que parece. Cuando el teléfono por fin suena, la noche traerá consigo una inesperada compañía, y con ella llegarán un torrente de confesiones, verdades que quizá no lo eran tanto y las cinco letras de un nombre que, tirando del álbum familiar, Fer deberá atreverse a invocar para que la vida vuelva a mostrarle, a él y a los suyos, su mejor versión.
Esta novela es para mí la segunda del escritor, traductor y filólogo Alejandro Palomas, y confirmo que es un escritor que retrata aquello que ocurre en el interior de sus personajes, sus pensamientos más íntimos, sus sentimientos, miedos, certezas y sus relaciones entre ellos.
Utilizando una narrativa pausada, que no lenta, el autor nos va explicando el devenir del día a día de Fer, sus hermanas y su madre, siempre con el protagonismo de R, ese perro tan especial que no tiene un nombre "de verdad" precisamente porque Fer se niega a reconocer que es especial. Hace poco que ha perdido a su perro de siempre y no logra reconocer el lugar que R se ha ganado ya. Pero R ha sufrido un accidente y no se sabe si saldrá adelante y ahí es cuando descubrimos los sentimientos de Fer, cuando vemos toda la labor silenciosa de una madre que conoce bien a su hijo, que sabe interpretar tan bien las palabras como los silencios y siempre acierta, aunque no siempre sea evidente que lo hace y ella haga como que no entiende bien lo que ocurre a su alrededor.
Es una delicia disfrutar de las reflexiones de los personajes, con muchos momentos que invitan a pararse y a mirar en el interior de uno mismo a la vez que se saborean las frases llenas de razón y muchas veces de ternura, en ocasiones poéticas.

"Explicar mientras dolemos es una trampa: el dolor hay que dolerlo entero, dejar que la médula se impregne de él y que el plexo se oscurezca hasta obturarse.
"Contar antes de hora es asfixiar el corazón." Esa es una de las frases que recuerdo de la abuela y que tengo apuntada en la pizarra del salón. Esa y "Los demás no son tú, porque casi nunca son ellos mismos." (págs. 74-75)
"Ser familia es serlo también de nuestros vivos y de nuestros muertos, de los recuerdos, de lo que pudo ser y no fue y de las conversaciones que quedaron en el aire y que repetimos en voz alta cuando estamos solos, invocando la cercanía de los que se fueron antes. Somos familia de las decepciones que vivieron nuestros antepasados, de sus logros, sus fantasías y sus sueños, y también lo somos de la estela de nombres, caras y recuerdos que cada uno de esos naufragios comunes deja tras de sí". (pág. 117)

Mi perro, con sus trece primaveras ya.

"Un perro solo lo es para quien lo vive. Entendí que, aunque cuando el perro es tuyo deja de ser un perro para convertirse en un nombre, en unos ojos, respuestas, presente continuo y biografía en común, para los demás no llega nunca a ser alguien, por mucho que para quien lo vive sea más alguien que muchos que debieron serlo en su momento..." (pág. 133)

Quizá Un perro no me ha emocionado como a otros lectores. Creí que lloraría en algún momento o que me emocionaría al ser dueña de un perro. No lo hice, pero sí disfruté mucho de la lectura, llevada de la pluma de Alejandro Palomas pude adentrarme en los secretos de una relación familiar muy especial y única como es la de una madre con un hijo, y en otra que solamente se entiende cuando se vive, la de un perro y su dueño. Y me ha gustado el viaje por estas líneas.